El poder de la intransigencia
Para los seres humanos es mucho más fácil emular las características negativas de las cuales somos víctimas, que seguir el ejemplo de las positivas. Cualidades como la honestidad, la disciplina y el respeto, si son inculcadas a una edad muy temprana, tienen un buen chance de ser imitadas en la adultez. Cualidades como el odio, la intransigencia y la intolerancia, tienen una mayor posibilidad de ser reproducidas, sin importar en qué punto de la vida suframos las mismas. La predisposición a repetir lo que nos hizo daño derriba en la mayoría de los casos a la inclinación a emular lo positivo. Esto es primordialmente cierto en el caso específico de los exiliados políticos cubanos.
Al triunfar la infame y mal llamada revolución cubana en el año 1959, las cosas cambiaron drásticamente para una gran mayoría de los cubanos. Dos sectores determinados de la población sufrieron las primeras de las tantas injusticias cometidas por la dictadura. Los militares, policías y opositores públicos de la «causa revolucionaria» fueron sujetos a torturas y asesinatos, siendo muchos de ellos sentenciados a muerte por fusilamiento sin juicio previo. Los dueños de negocio, tanto ricos como pobres, lo mismo el exitoso terrateniente que el propietario de una pequeña bodega, fueron expropiados y robados vilmente por la tiranía, perdiendo así los muchos o pocos sueños que habían logrado acumular durante toda la vida. Muchas de estas primeras víctimas de la intransigencia, el odio y la intolerancia, fueron de los primeros exiliados políticos que junto a su familia tuvieron que abandonar su amada tierra y asentarse en los Estados Unidos. Estas personas son en mi opinión las más grandes víctimas de las tantas características negativas de la «revolución» cubana. A la misma vez, son las más proclives a reproducir esa intransigencia, odio e intolerancia.
Los primeros exiliados políticos cubanos se asentaron en su mayoría en la Florida; el estado más al sur del país más libre del mundo. Llegaron a una nación que fue fundada en los principios más puros de soberanía y libertad. Una nación en donde sus padres fundadores demostraron desde el comienzo su inmenso temor por la tiranía e hicieron de una manera extraordinariamente efectiva todo lo posible por evitar una. Desgraciadamente el exilio cubano, aun reconociendo el valor de tan nobles características de libertad, decidió en su mayoría emular las características negativas de las cuales fueron víctima en su tierra natal. Hoy en día, en mi opinión, Miami es el único lugar de los Estados Unidos en donde no existe libertad de expresión ni libertad de prensa. Un lugar donde la intolerancia y la intransigencia se pueden respirar en cualquiera de sus calles. En donde la prensa escrita típicamente solo publica artículos que van linealmente de acuerdo con la forma de pensar de los exiliados y censura en su mayoría cualquier escrito que proponga una idea diferente a lo establecido. En donde los canales de televisión locales rechazan a personas que, utilizando su derecho a expresarse libremente, opinan o tienen ideas diferentes a lo que está determinado como norma. En donde en cualquier reunión de esquina o conversación habitual, una persona que piensa disímilmente es humillada y llamada traidor o comunista. En los casos más extremos, algunos de estos exiliados han llegado a odiar absolutamente todo lo que sale de Cuba, proponiendo que todo lo que se ha hecho o inculcado durante los años de la dictadura, ya sea arte, deporte o los valores morales que hemos adquirido los que nacimos en ella, es venenoso.
El exilio político cubano tiene que entender que la forma más grandiosa de destruir a la tiranía de Fidel Castro es condenando todas sus características negativas. El repetir las mismas fallas no nos hace más anticastristas, todo lo contrario, nos hace parecernos más a ellos. El exilio político cubano tiene que darse cuenta de que no puede ponerse a la misma altura de una despótica dictadura, por el simple y llano hecho de que vivimos en una democracia. El exilio político cubano no puede darse el lujo de censurar, discriminar y amonestar ideas que sean diferentes a lo que ellos tienen establecido como lo correcto. El exilio político cubano no puede odiar al pueblo cubano, no puede odiar a los más recientes exiliados, no puede ni por un segundo pensar que absolutamente todo lo que sale de Cuba es inmundicia. Al exilio político cubano no se le puede pedir que perdone, porque el poder de perdonar es una cualidad que solo puede ser alcanzada individualmente con la ayuda de DIOS; pero sí se le puede exigir que no juzgue y que no rechace a víctimas posteriores de la infame revolución cubana. Si el exilio político cubano quiere ser respetado en el mundo entero, tiene que empezar a emular las características positivas del valioso país que los acogió y les dio una nueva casa, en vez de seguir reproduciendo las indignas características de la sanguinaria dictadura socialista.
Este es un post excelente, aunque habra muchos que no esten de acuerdo con el, precisamente porque les cuesta salirse de esa forma de pensar, tan intransigente, o por el temor a expresar que piensan diferente, como si vivieran en una dictadura.
Te felicito.
By: salamandra on julio 5, 2011
at 5:24 pm
El poder de la intransigencia ha destruido la tierra más bella que ojos humanos vieron.
Un solo tirano, un solo partido, una sola voz y el pueblo vive del consumismo.
Con su mismo pantalón
Con su mismo calzoncillo
Con su mismo dolor
Con su mismo destino… hasta que dejen de ser intransigentes y le den una patada en el trasero… al intransigente mayor.
Suerte… la necesitan!!!
By: Artalejo on agosto 26, 2011
at 4:42 pm
No solo ha destruido a la isla, ha destruido a todos los cubanos. Ha tornado a un pueblo ameno en uno lleno de odio y rencor. Cada bando pensando llevar la verdad absoluta y rechazando a su hermano basado en ideas y esteriotipos. Lo mas triste es que esos intransigentes se sienten orgullosos de serlo. Lo que existe es una guerra civil de alma, ideas… sentimientos. Todavia le quedan muchos anos de luto a Cuba, sin perdon, sin reconcilacion… con intolerancia.
By: Carli C4 on agosto 26, 2011
at 5:35 pm
KAIROA:
Y este personaje habla de intransegencia, odio, menosprecio, pero en Cuba se le sigue dando palos a las mujeres, sin consideracion. Habla de odio y en Cuba la chusmocracia, de las brigadas de respuesta rapidas, estan al tolete….es ahi que se ve la decadencia de una nacion que una vez fue prospera y tenia un lugar en el mundo de los negocios y del comercio internacional.
Intransigentes..? posiblemente, pero que quiere este..? que ponga la otra mejilla, o te de caramelos, mientras humillan a toda una nacion…o sea, que este insinua que la intransigencia va de aqui para allá, que equivocado estas pariente.
By: Jesus Luis Aponte on agosto 26, 2011
at 11:24 pm
Estimado ‘pariente’ (aunque en realidad no tengamos nada que nos relacione), le sugiero que lea, interprete, profundice y analice el texto antes de comentar tan absurda replica. El escrito no insinua, sino que demuestra y advierte como la respuesta al odio de la tirania ha sido mas odio e intransigencia por parte del exilio. El escrito no sugiere, sino que denuncia como el despotismo y abofeteamiento que le han dado a la libertad los tiranos de la isla, han sido desgraciadamente emulados por los sectarios de Miami. Yo no niego la realidad de la dictadura, la denuncio y la he acusado tanto dentro como fuera de la isla con mi obra. Pero si negar que acciones despotas, fanaticas y desmedidas han sido y son tambien cometidas por los exiliados politicos del sur de la Florida es equivalente a ser mas cubano o menos anticomunista, entonces pienso que el que esta muy equivocado es usted… ‘pariente’.
By: Carli C4 on agosto 27, 2011
at 8:56 am